domingo, 11 de agosto de 2019

Mi querido viejo

No quiero perder la oportunidad de escribirme una carta a mi
mismo, para más adelante, cuando mis propios consejos puedan ser útiles. 
Jairo, mi querido viejo, te escribo ahora que aún puedo recordar muchas cosas y aprender otras tantas, espero que esta misiva te llegue cuando hayas superado los noventa, entonces no podrás como ahora, negar que estas anciano y también sabrás comportarte como tal.                          Si te despiertas a las cinco de la mañana, no te levantes, no vas a encontrar a nadie en la sala o en la cocina para que te ofrezcan un café, quédate tranquilo hasta que alguien venga a verte y te acompañe a tu sillón del tinto mañanero.                                                      La señora que entra al baño, cuando te estás duchando, no te está fisgoneando, ella cuida que no te caigas de la silla del baño y te restriega   la espalda y las piernas, allá donde tú ya no alcanzas.                                             Si olvidas el nombre de tu esposa, no te asustes, llámala "cielo" a ella le va a  encantar.                                                No te salgas sin permiso de la casa, aunque tú le pagues a esa que no te deja salir, te está protegiendo de los peligros de la calle y de las muchachas.                El bastón no es para pegarle a los perros o amenazar los muchachos, ese tiene un fin específico, que es servirte de apoyo, úsalo en tu mano derecha, para caminar más seguro.                   El licor de la cava, ese color amarillo,  es para las visitas, no se lo des al gato cuando se sube a tu cama, él busca compañía, no un drink.                                                     No tranques la puerta del baño cuando lo uses, ella debe permanecer sin seguro para cualquier emergencia y en caso de presentarse, toca la campanilla que está frente al retrete.                                                    No protestes por todo, nadie te tomará en serio y te cansarás de gritar incoherencias.                                   Si cuando llegan visitas, sobre todo damas, hablan de ti, hazte el dormido y pon atención, después les dirás" no soy tan Lerdo como ustedes piensan. Antes de llamar a un amigo para saludarlo, asegúrate de su nombre, no le vayas a llamar María. Bueno la plática de la pensión, es para comprar cositas, no se la des al pastor, el no la necesita.  Espero me recuerdes, un abrazo. 

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