El vecino Ezequiel tenía uno, que lo ofreció a cambio de una de las crías , pero nos pareció muy ordinario, sin casta, más bien parecía un tatabro todo flechudo y trompilargo, razón por la cual lo descartamos por unanimidad.
Poco a poco la elección del novio para Josefa fue entrando en términos democráticos, donde no era fácil lograr las mayorías y el tiempo iba pasando.
Ya habían corrido los tres meses, tres semanas y tres días que demoran las porcinas en parir, cuando llegó la noticia de que en la finca" La Unión" , tenían un padrón de raza dominicana y solo querían a cambio un chicharrón, el día que hubiese fritanga.
Un animalote de 80 kilos, rubio de ojos azules y lomo largo, entonces encargaron a Ernesto, para que en una carreta llevará a Josefa a la visita conyugal, para que no llegara cansada. Pero el monzalbete , en la primera curva, la bajaba y la arriaba con una varita de guadua, siempre llegaba agotada para esos menesteres. Pasaron dos semanas y Ernesto continuaba cargando la novia todos los días, a lo largo de un kilómetro de camino hasta la cochera del padrón, que entre otras cosas lo llamaban "Rubirosa" y a Josefa le encantaban los paseos por lo que se ponía cada día más bonita. Un día mi padre le preguntó si la marranita estaba preñada y la respuesta de Ernesto lo sorprendió" nooo, pero ya se monta sola en la carreta! No era tan marrana, "lasciva"diría la abuela.
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