Si a Platon no le hubiese dado la locura por inventarse el "amor platónico" yo seguramente no lo habría padecido, es como una enfermedad de la cual no se quiere curar, simplemente por falta de valor. La chica se llamaba Lucero, trenzas doradas, no sé si peliteñida, ojos claros, nariz respingada, labios rojos, bonita, asomada a la única ventana iluminada de esa calle oscura, como si fuera un lucero, por donde debía pasar para llegar a mi casa. Le clavaba mi mirada desde que empezaba a bajar por la empinada calle hasta dar la vuelta en la próxima esquina. Sin un adiós, ni un hola, ella simulaba estar entretenida deshojando una margarita, esperando que el último pétalo le dijera" si me quiere" y era cierto, pero quien se lo diria?
Cualquier noche convencí a mis hermanos músicos para llevarle una serenata, " despierta dulce amor de mi vida, tú eres mi amor mi dicha y mi tesoro, un recuerdo de amor" fueron las tres canciones ante la ventana que no abrió y pensando que no estaba, remataron con " cuando vuelvas". El día siguiente, la señora de la ventana
vecina me sonrió dándome las gracias por tan bonito detalle el día de su cumpleaños, la valentía recogida durante tanto tiempo se me fue a los pies. Mi madre me dijo" hombre tímido no goza mujer bonita" y desde ese día estoy en tratamiento psiquiátrico, para tomar valor, mis amigos y mi familia saben que yo los amo, tal vez por la mirada de ternero huérfano. Pienso formar un sindicato de tímidos " Sintemor" pero no queroseno su presidente, me daría pena. La timidez no tiene cura, viene metida entre el cuero y no se quita ni con jabón de tierra y estropajo!
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