sábado, 27 de julio de 2019

Pantano de Vargas

En el valle ubicado entre los cerros salitre y picachos en el municipio de Paipa, donde el río "varguitas" estanca sus aguas,  en la planicie hasta formar un pantano, hace 200 años, el 25 de julio por la tarde, ocurrió la batalla más definitiva de la independencia americana. Se conoce en la historia como "el pantano de Vargas" pero en justicia se debiera llamar " los centauros de Rondon".     El negro Rondon, hijo del llanero manumiso ( esclavo liberto) Bernardo y de su esposa Lucia Delgadillo, acostumbrado a la libertad que le brindaban las extensas llanuras venezolanas, dedicó su infancia a los juegos con caballos, primero aprendiendo a montarlos sin silla y luego domando los más salvajes, con sus amigos de juventud entrenaba lazando vaquillas silvestres y más tarde en cacería de animales con lanzas de madera con punta. Ilusionado con la promesa del ejército español de entregarles tierras y un salario fijo, ingresó a las tropas realistas; para los llaneros un patrón era igual que otro. Allí alcanzó el grado de Capitan. Sin embargo la crueldad desplegada por los realistas le pareció aberrante y se cambio al bando contrario, al de un tal Bolivar que ya comenzaban a llamarlo libertador. Fue una apuesta temeraria, podía ser fusilado, pero el negro y sus lanceros, amigos y compañeros desde niños fueron perdonados y recibidos con alegría. 
Fue ese 25 de julio, cuando el libertador, exclamó" se nos vino la caballería y esto se perdió " que el negro Rondon, le reclamó " general pero yo todavía no he peleado, la historia dice que Bolivar le respondió
"Salve usted la patria"  muy difícil respuesta, porque él no conocía las habilidades del negro y sus 14, con lanzas de madera, fue el primer sorprendido, como un tornado de llaneros dejaba calles abiertas a su paso, creando la confusión entre los españoles y la inmediata acción de 
Roock, quedando más De 800 muertos tendidos en el campo. Hombre, caballo sin silla y lanza, formaban un solo ente, volviendo realidad los míticos centauros de las leyendas griegas, soldados con sus piernas a los hijares de la bestia, para tener las manos libres y en ellas la libertad de America. Bonifacio y Saturnino Gutierrez, Inocencio Chinca y Pablo Matute, junto a otros diez morenitos, quemados por el sol llanero, cabalgan durante las noches de la luna roja por Tame, en el recuerdo agradecido de los colombianos. 
Saludos jairoache

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