martes, 16 de julio de 2019

CHAMAN

En tiempos de la infancia, cuando se presentaban las enfermedades, teníamos dos recursos, supremamente efectivos para recuperar la salud, el  tío Alberto en Quimbaya y el tío Arturo en Montenegro, vivían equidistantes a la finca, por lo que consultarlos era como jugar a la lotería, ir hacia donde pasara el primer tren. Ambos siempre dispuestos a salvar las nuevas generaciones de la Londoñera, con sus conocimientos que incluían fórmula, medicinas y desayuno. A mí, personalmente me gustaba, la condición de paciente, pero no siempre tuve la suerte de ser auscultado por el tío doctor, porque en el camino hacia la estación del ferrocarril, vivía un chamán, hombre muy serio y educado en las cosas de la botánica y de los espíritus.
Lo conocíamos por su nombre de pila "Don Luis" y un título que alguien le acomodó " el mediquillo". Ese  raro personaje tenía facultades que yo  no lograba entender, o por lo menos a mí no me funcionaban, con una flor metida en la cavidad del oído, podía saber si la chica estaba embarazada y si era niño o niña.  Se la pusimos a un amigo y le dio fue un dolor de oído con vomito, que casi lo mata.  El curo a mi abuela, de esas enfermedades raras que les da a las abuelas y que no pudieron diagnosticar los hijos, dos hojitas de accederá, una hormiga molida y el jugo de un corozo, ese día me enteré que el corozo tenía jugo.  Pero la magia más increíble, fue cuando mi hermano Otto, sufrió una inflamación de la pierna derecha, llena de agua, que todos diagnosticaron como "erisipela", le dijo a mi padre que eso no se curaba sobándole un sapo, que era el remedio conocido para la erisipela,  sino que  había que tratarla con la mente, corto por la mitad tres limones dejando la otra mitad pendiente del limonero, los calentó en las brazas del fogón, y se los sobo en la parte colorada y luego sentenció, cuando las mitades del árbol se caigan ya estará curado.'
Como pasaban los días y no se caían , una noche fui con Juan  y los despegamos, para ayudar a salvarlo,  "milagro" Otto amaneció curado. Los chamanes se diferencian de los yerbateros y de los brujos, porque según ellos trabajan con los espíritus, y alguna cosa cierta ha de haber, para lograr lo que hacen. Saludos Jairoache

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