jueves, 19 de marzo de 2020

La Gran Colombia

En época de la Gran Colombia, cuando Quindio, Risaralda, y Caldas  eran Antioquia y Valle era Cauca, las dos ciudades principales del occidente fueron Manizales y Cartago, la primera recién colonizada al pie del cerro San Cancio, la otra centenaria a orillas de los ríos La vieja y Cauca, dependientes de Popayan.    A pesar de la distancia entre ellas y de ellas a Medellín o a Popayan los caminos abiertos siguiendo la ruta de los indígenas, aborígenes milenarios de estas tierras, permitieron compartir la  cultura, el comercio y el poblamiento acelerado del sigloXIX.                                               Heliconia  fue tal vez el primer lugar habitado por los españoles en el viejo Valle de Aburra, y era conocido como Guacas, por la gran cantidad de tesoros enterrados que descubrieron los conquistadores y allí llegaron a aposentarse  gran cantidad de familias españolas, disfrutando de la feracidad de la tierra, el clima y la cercanía a la creciente villa de la Candelaria de Medellín.                                Se cuenta que en la zona algún colono tenía en su cochera un cerdo Zungo, importado de España, que era el principal padrón, para cerditas  de la comunidad, pero al verraco no le bastaba el ejercicio diario y por las noches se escapaba a perseguir gallinas, guatines y perros hasta llegar a las pocilgas vecinas a repetir por la  noche  lo que ya había cumplido en el día, avivando la fetidez de la mareanera.                                  Las gentes, de manera especial las mujeres y los niños comenzaron a tenerle miedo y de allí nacieron junto a los cochinitos cantidad de leyendas que con el tiempo terminaron siendo aplicadas a los hombres que se destacaban por su valentía, "Fulanito es un varraco" "el verraco de Simón ".
Este zungo, una buena noche, desapareció del corral y nunca volvió, pasando a ser animal silvestre, sin dejar el vicio de sus visitas nocturnas a las cocheras ajenas.                   Kilómetros más al sur y varios siglos después, se construía el camino Cartago Manizales, llamado "Camino Real del Privilegio, que cruzando montes y ríos de niebla pasaba por el alto de las "Guacas" en el
Municipio de Santa Rosa de Cabal, allí un campesino llamado Abel Marín  Chica( ojo el apellido Chica tiene vínculos con la Londoñera) estableció una especie de peaje, que según él garantizaba La Paz del lugar a cambio de una donación en dinero o en especie.                                          Cuando sus bravuconadas encontraban interlocutor se trenzaba con este en el fragor del combate a machete revoloteando en cuadro arrancando chispas al  empedrado confiando en la invulnerabilidad que le daba la parada secreta, que era ni más ni menos la última de las treinta y tres paradas que practicaba. Cualquier día entre los que debían cruzar su punto de recaudo, cuando todos los godos temblaban ante su presencia se presentó el general liberal, Avelino Rosas, llamado "el Leon del Tolima" héroe de mil batallas y reconocido luchador de la guerra de independencia de Colombia , Perú  y Cuba ; Abel Marín Chica, conocido para entonces como el "Verraco de Guacas "tuvo la suficiente sangre fría para  envolatar al temible general que había llegado a pedirle comida sirviéndole un plato con frijoles cargamanto, arepa,  arroz y tajadas de plátano maduro. Aguapanela caliente con queso y una interesante anécdota, que lo cautivó, mientras su hijo corría a avisarle a las autoridades  dando tiempo a que llegaran las tropas del gobierno a detenerlo.                                                     Tal asunto considerado un heroísmo, no le valió para que el alcalde de Santa Rosa de Cabal, lo conminara  a firmar un compromiso de paz con un fiador, que debía garantizar con sus bienes el buen comportamiento del personaje, el mismo que nunca pudo conseguir y al siguiente alternado fue condenado a carcel.                             Pero su leyenda trascendió en el tiempo y hoy continúa viva, que explotan varios sitios turísticos. Años más tarde apareció otro verraco en la Tebaida que llego a confundirse con el "Putas de la Tebaida, altanero, grosero, desafiante, campesino que llegaba a las cantinas, anunciando su presencia machete en mano y asustando a las meretrices de la zona de tolerancia. Este también termino en la carcel, porque una madrugada que se quedo dormido, alguien dejo un gato decapitado a sus pies y lo acusaron de asesino.  Con el tiempo aparecerán nuevos verracos porque cada pueblo quiere tener uno, para hacerle un monumento como al de Santa Rosa de Cabal. Saludos jairoache.



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