El camino de Bonifacio. Papá donde pedimos agua, tengo sed, más adelante pero no tanto, después de un guadual a la vuelta apareció la casa de Benicia, una señora muy vieja, creo que ya tenía más de cuarenta, era la única casa que no estaba cercada con varas y esterilla a la orilla del camino, entonces pude golpear con mis nudillos la ventana desvencijada, agrietada por el sol y la lluvia. Unos ojos azules muy brillantes bajo el cabello rubio sobre la cara, me miraron por un resquicio al abrir un poco la puertita que está en la misma ventana, esa que llaman postigo y que sirve para fisgonear. "Misia Beni " me puede vender un jarro de agua?.. En esta casa el agua no se vende mijo ! Acá con gusto la obsequiamos a los niños caminantes! .. su voz con acento no podía disimular su origen gitano.
Y a mí papá? Le pregunté? Por respuesta sacó dos jarros de latón , negros quemados de tanto cocinar en ellos al fuego de la leña verde.Y cómo está tu mamá?.. me preguntó; ...muy bien pero no vino, se quedó en casa con mis hermanos.
Y cuantos "culicagaos " son ya ? ... ocho, pero estamos esperando otro. Extrañado porque mi madre nunca caminaba por esa trocha, no entendía como esa señora la conocía. Pero la verdad es que no necesitaba conocerla, eran tiempos de familias numerosas, de abuelos, tíos padres e hijos, más algún recogido, que compartían todo y no era difícil suponer que éramos más de dos o tres. El camino estaba en mi mente grabado como una película y a medida que avanzábamos iba recordando lugares, el troncó hueco del caimo que fue punto de referencia toda la vida, la quebrada y el puente de madera con techo de teja de barro, la escuela pintada de colores , la fonda donde se juntaban los caballos de los hombres que tomaban cerveza, una enorme piedra que obligaba al camino a rodearla y estaba marcada con nombres y corazones. Avanzada la mañana nos alcanzó Bonifacio, un arriero curtido por el sol y el polvo de los caminos. Llevaba una recua de quince mulas, guiadas por un perro negro, llamado "corozo", o garoso, al que seguían mansamente en fila india los animales con la carga.
Que lleva Bonifacio?, le dijo mi padre,...mucho cansancio, pero también llevo una vitrola, cuatro bultos de cemento, tres cargas de cacao, un zurrón con higuerilla y otro con harina, tres rastras de madera aserrada, y en la turega, un armonio para la iglesia.
Siempre recorre este camino? , me atreví a preguntarle!,,, una vez fui a Sonsón, un pueblo de Antioquia, me demoré cinco días, salimos de Cartago y dormimos en Anserma, más arriba de La Virginia, en después en Riosucio, donde vive el Diablo, luego en la Pintada a orillas del río Cauca y en Caldas, cerca de Medellín, al día siguiente llegamos a Sonsón , un pueblo lleno de iglesias y de viejitas con pañolón. Por allá no hay caminos, solo trochas y las montañas tocan el cielo. Hay una que llama "Ingrumá" y tiene santo propio se llama San Sebastián. Bonifacio y donde es la fiesta?... mi pregunta estaba fuera de lugar pero de acuerdo con la indumentaria: pantalón de dril blanco arremangado, alpargatas de fique, sombrero de caña, mulera de hilo, pañuelo rabo e gallo, machete, zurriago de verraquillo, el carriel de Guarne con secreta, la barbera, el monicongo y el par de dados, la aguja de arria, la navaja y el almanaque bristol, en el bolsillo de adelante la Virgen del Carmen y el retrato de la novia. Así vestidos los había visto en las fiestas de la cosecha en Montenegro. Las mulas más caras son las burdéganas, hijas de caballo y burra, las otras de menor alzada son
Mulas criollas, más lentas e inseguras. Usted debe saber muchos cuentos, cuénteme uno y así entretenemos el camino? Ahora me arrecuerdo de "La mula maliciosa", fue una que me vendieron barata unos gitanos por allá en las Mercedes, me la recomendaron, como especial para cargar sal, pues realmente era rápida, todo iba bien hasta el día que pasamos por el vado del río La vieja, la maliciosa se metió por la parte más profunda y la sal se derritió con el agua y se salió por el tejido, me tocó pagar la carga por que las estopas llegaron vacías, ahí supe porque me la vendieron barata. Llegamos al pueblo y nos despedimos de Bonifacio, que nos dijo cantando" Adiós amigos, mis compañeros de aventuras, tal vez ya no los vuelva a ver, las emociones, los mil momentos de locura, nuestras canciones hoy pertenecen al ayer. En la casa del portón grande del abuelo, le conté " Pa'Cruz nos encontramos Bonifacio!..
Cuantas mulas traía? Fue su pregunta. Muchas, como unas quince y el me respondió:" la recua son treinta, la faltaron otras quince. Pero venía solo con el perro, le dije tratando de defenderlo y el sonriendo me ripostó , le rebajó una: la faltaron catorce! El perro no cuenta! Saludos jairoache